Una amiga mía se acaba de separar después de un largo y desdichado matrimonio. Era algo que todos los que la conocíamos sabíamos que finalmente pasaría, aunque ella, como le ocurre a muchas personas vivía, aferrada a la esperanza de que las cosas algún día podrían cambiar a mejor.
De momento no tiene consuelo. Lógico. Es un proceso de duelo que tiene que pasar hasta que pueda ver la vida de otra manera. Y probablemente con más tranquilidad y felicidad de lo que ha conocido hasta ahora.
Yo le decía ayer que no piense en el futuro. Que el futuro es hoy. Que todo lo que decidamos ahora, hoy mismo, tiene muchas posibilidades de convertirse mañana en realidad. Que el mañana, el futuro, tiene una parte de incógnita, pero tiene también una parte importante de hacia donde nosotros queremos encaminarlo.
Si mi querida amiga no hubiera tomado finalmente la decisión de separarse, su vida, su presente y su futuro hubieran sido prácticamente iguales que hasta ahora. Sin embargo, esa decisión que ha tomado ahora, la llevará a un destino diferente y probablemente mejor.
He querido compartir estos pensamientos con vosotros. Creo en el futuro, sé que hay muchísimas cosas que ocurren y que no esperamos. Por eso creo tan firmemente en el tarot, porque es una indiscutible guía que nos orienta, nos aconseja y nos muestra el camino, nuestro camino, pero también creo en ese futuro que nosotros mismos nos vamos construyendo en función a las elecciones que cada día vamos haciendo.